Tiberio Graziani|Rusia en el siglo XXI|27-09-2009

Tiberio Graziani

Rusia en el siglo XXI

En el curso de los ъltimos dos decenios en Rusia se han manifestado dos hechos geopolнticos tan importantes que condicionan muy profundamente tanto la polнtica internacional planetaria, como –teniendo en cuenta un planteo teуrico especulativo– los habituales paradigmas interpretativos utilizados por los analistas de cuestiones geopolнticas y geoestratйgicas.

Nos referimos, claro estб, a la caнda de la Uniуn Soviйtica y a la reconfiguraciуn geopolнtica del бrea rusa como elemento que constituye el nuevo asentamiento mundial luego de una condiciуn unipolar.

Es necesario seсalar de inmediato que la reconfiguraciуn-reconstrucciуn del espacio geopolнtico ruso, iniciado por Putin y ahora continuado por Medvedev, tiene la peculiaridad de iniciarse en un lapso breve –no habнan trascurrido diez aсos de la disoluciуn oficial de la potencia soviйtica–, si se tienen en cuenta los largos arcos temporales tнpicos de los ciclos geopolнticos y del contexto econуmico, polнtico y social, ademбs el psicolуgico, dentro de cuyo periodo la reconstrucciуn se ha manifestado.

Todos podemos recordar el profundo estado de postraciуn que sumergiу a Moscъ a los inicios de los noventas y su consecuencia a nivel mundial por el temor extremo que provocу en los observadores, en los polнticos y en los exponentes del mundo de las financias, del comercio y las industrias el vacнo producido por la caнda vertical del sistema soviйtico.

El desplome de la URSS, como es notorio, permitiу la expansiуn de la potencia americana en el espacio centro europeo, y centroasiбtico a lo largo de los aсos noventas.

Entre las etapas mбs significativas de la marcha de EEUU hacнa oriente podemos recordar: la primera guerra de Golfo (1990-1991), la agresiуn a Serbia (1999) en el cuadro del la programada desintegraciуn de la confederaciуn yugoslava, la ocupaciуn de Afganistбn (2002) la devastaciуn de Iraq (2003).

En paralelo a las acciones bйlicas, Wбshington intensificado su esfera de influencias sobre el Viejo Continente por medio de la inclusiуn en la OTAN de los Paнses de Europa central, miembros del ex Pacto de Varsovia. La ampliaciуn de la OTAN da inicio, como es sabido, a la inclusiуn de la Alemania del Este el dia 3 de octubre de 1990; luego de la reunificaciуn de las dos entidades alemanas sigue, el 12 de marzo de 1999, con Polonia, Hungrнa, la Republica Checa y, el 29 de marzo de 2004, con la inclusiуn de Eslovaquia, de Rumania, Bulgaria y Eslovenia.

Al ex enemigo soviйtico no se le ahorra tampoco, aъn fuere simbуlico, pero geoestratйgico y relevante golpe: el 29 de marzo de 2004 hacen parte de la OTAN tres ex Republicas Soviйticas,Estonia, Letonia y Lituania. Reciйn, el 1є de abril de 2009 entraron Croacia y Albania.

Por primera vez en su historia Europa es rehйn por completo de una alianza hegemуnica extracontinental. La vuelta al Comando integrado de la OTAN (abril de 2009) de la Francia de Sarkozy constituye, en el orden temporal, el ъltimo acto de subordinaciуn europeo a los intereses de Wбshington.

La erosiуn continua en lo que se comprende como el “exterior cercano” ex soviйtico por parte de los EEUU, que a continuaciуn, a partir del 2000, inicia la conquista de lo que se entiende como “sociedades civiles” de los paнses que lo componen. A tal fin, asistimos a la puesta en escena de la estrategia de las “revoluciones coloradas”, cuya finalidad es ubicar un gobierno filo occidental en Serbia (5 de octubre 2000), en Georgia (“Revoluciуn de las Rosas”, 2003-2004), en Ucrania (“Revoluciуn Color Naranja”, 2004), en Kirguizistбn (“Revoluciуn de los Tulipanes”, 2005).

La conquista de las sociedades civiles de algunos paнses, como Georgia y Ucrania, teorizadas por "think tanks" como el Albert Einstein Institute, sobre la base de las indicaciones propuestas por su fundador, el estadounidense Gene Sharp –que parecer financio por el conocidofilбntropo y especulador Georges Soros, consejero del actual presidente Obama.

Por un largo decenio parece que el dictado de las reglas de la polнtica y la economнa mundial ha sido guiado por los EEUU el sуlo sistema occidental. En el trascurso de los aсos noventas, de hecho, los Estados Unidos, (la hyperpuissance, como los definiу con motivada preocupaciуn, un canciller francйs, Hubert Vиdrine,, o la “naciуn necesaria” segъn una renombraba expresiуn, mesiбnica y arrogante de la secretaria de Estado Madeleine Albright y de su presidente Clinton), impusieron el su criterio unilateral en casi todas las iniciativas polнticas, econуmicas y militares del planeta.

Pero tras la llegada de Putin a la presidencia de la Federaciуn Rusa el cuadro internacional comienza a cambiar.

El primer episodio que se puede valuar como el inicio de la reafirmaciуn de la nueva Rusia en el certamen internacional es tal vez el conectado a las tensiones que emergen en el seno del sistema occidental, por marginarse de la agresiva intervenciуn militar en el Iraq de Saddam Hussein.

En el 2003 Parнs y Berlнn se oponen a la voluntad de Wбshington: Moscъ se opone y, por momentos, el eje Parнs-Berlнn-Moscъ parece una alternativa realista al juego unipolar estadounidense. Rusia obtiene un primer gran йxito a causa de la tensiуn provocada en el campo occidental por la polнtica exterior implementada por el ex agente del KGB.

Rusia, luego del embate soportado en Serbia, comienza a reaccionar. Y en menos de un decenio, reconfirma su rol de Estado "pivot" del espacio euroasiбtico. Eso fue posible, por cierto, gracias a dos relevantes factores geo- econуmicos: los concomitantes crecimientos econуmicos de China y de India.

Los peculiares desarrollos socio-econуmicos de estos paнses asiбticos se han integrado coherentemente en las estrategias de sus respetivos gobiernos, deseosos de expandir la esfera de influencia sino-india en Eurasia. Beijing y Nueva Dehli, concientes de poder contribuir a la concreciуn de un futuro sistema multipolar, y de contar en lo sucesivo con una Rusia fuerte como pilar fundamental de todo entendimiento euroasiбtico, prudentes, jamбs la humillaron, ni siquiera en el periodo mбs oscuro de su historia.

La plena y veloz reafirmaciуn de Rusia en el tablero mundial, se debe, sin embargo, a las muchas iniciativas puestas en juego por Vladimir Putin. El ex primer ministro del Kremlin consigue en el curso de dos mandatos presidenciales, en el frente interno, reconducir bajo el control del Estado las industrias estratйgicas del paнs, erradicar la criminalidad organizada, contener con firmaza el secesionismo chechenio y daguestano e infundir confianza a la poblaciуn.

Mientras, en el frente externo, inicia el tejido de una red de relaciones con las repъblicas centroasiбticas, decididas a seguir la sirena estadounidense, y, como prioridad, se ocupa de reanudar sus lazos con China popular. Moscъ no descuida tampoco las muchas identidades culturales y religiosas de las poblaciones de las naciones euroasiбticas.

De hecho, en el бmbito de una lуgica euroasiбtica, sensible al encuentro entre las varias civilizaciones del continente en franca oposiciуn a la estrategia Islam-fуbica de los anglos estadounidenses, Putin presenta en la conferencia islбmica de Kuala Lumpur en 2003 a Rusia como “defensor histуrico del Islam”.

Tal significativa declaraciуn, por cierto, tiene en cuenta que el Islam es la segunda religiуn de la Federaciуn Rusa (tambiйn es la ъnica en expansiуn en el бrea rusa) y es el primer paso oficial que llevarб a la Rusia a ser miembro observador de la Organizaciуn de la Conferencia Islбmica (OIC). La tentativa estadounidense de provocar tensiones a partir de identidades locales como “arcos de crisis” a lo largo de las fronteras йtnico-religiosas, se controlan con esta mirada a la vez longeva y preventiva de Moscъ.

Sobre el plano geoestratйgico el Kremlin, conciente de la mira estadounidense en el Asia Central, refuerza la Organizaciуn de la Cooperaciуn de Shangai (SCO) de la cual es parte tambiйn China popular. La finalidad es volver estable un бrea considerada insegura por los estrategas de Wбshington, que la definen como la "barriga floja" de Eurasia.

La dirigencia rusa ademбs contribuye, en 2002, a la creaciуn de la Organizaciуn del Tratado de Seguridad Colectiva de los paнses de la Confederaciуn de los Estados independientes (CSTO).

Las dos organizaciones demuestran al mundo – y principalmente a Estados Unidos– que los problemas en materia de seguridad y de defensa de toda el бrea estбn bien instalados y que, por eso, no se precisan supervisores o ayudas provenientes de occidente, y, mucho menos, provenientes de la OTAN.

Gracias al despertar del “Oso” ruso, la marcha de los EEUU en Asia Central, parece, por ahora acabada.

Un nuevo ciclo geopolнtico se perfila en el horizonte.

Tiberio Graziani